lunes, 30 de junio de 2014

Los depositos bancarios

Los depositos son operaciones financieras por las cuales una entidad financiera a cambio del mantenimiento de ciertos recursos monetarios inmovilizados en un período determinado, reporta una rentabilidad fija o variable, en forma de dinero o en especie. El término plazo fijo proviene del hecho de que el tiempo durante el cual la inversión permanece inmovilizada se estipula al comienzo de la misma: un año, tres meses, un mes, etc. Al llegar la fecha de vencimiento del deposito la persona puede retirar todo el dinero o parte del mismo.
Los tipos de depósitos más comunes son los siguientes:

* Cuenta corriente (o depósito a la vista): es un depósito que permite ingresar dinero en el banco y que conlleva la obligación de éste a devolverlo cuando el cliente lo requiera. A cambio de ese depósito, la entidad puede ofrecer una remuneración o no, en forma de un interés en función del dinero depositado. Con estos depósitos a la vista o cuentas corrientes, la entidad está obligada a permitir realizar pagos y cobros comunes (ingresos de efectivo, abonos de nóminas, ordenar y recibir transferencias bancarias, domiciliar...).

* Cuenta o libreta de ahorro: las cuentas de ahorro son muy similares a las cuentas corrientes, diferenciándose de las primeras en que la entidad entrega una libreta de ahorro para anotar los movimientos de la cuenta y en que la disponibilidad del dinero puede ser algo menor, ofreciendo a cambio una mayor rentabilidad por el dinero depositado.

* Depósito a plazo: un depósito a plazo es un producto en el que un cliente entrega a una entidad bancaria una cantidad de dinero durante un período de tiempo, a cambio de una remuneración en forma de tipo de interés aplicado sobre el capital prestado. Si el cliente reclama el dinero antes de que finalice el plazo pactado, es habitual que se reduzca la rentabilidad del mismo sensiblemente.

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